viernes, 22 de junio de 2012

Tráfico de Animales en el Mercado de Sonora

El "Mercado Sonora" se encuentra localizado sobre la Av. Fray Servando Teresa de Mier # 419 Col. Merced Balbuena,  Delegación Venustiano Carranza,  C.P. 15800  (entre las calles San Nicolás, Canal y la Viga, a espaldas de la estación central de bomberos).
Mi visita al Mercado de Sonora fue bajo la intención de conocer animales que se sabe que venden, mas no están a la vista del visitante común. Al entrar despues de pasar por la seccion de esoterismo que te infunde un miedo terrible y la seccion de fiestas donde hay disfrases y demas articulos, lo primero que te sorprende es el olor a establo sin atención, ver cientos de animales en  una solo pecera con el agua ya muy sucia y descuidada, roedores como cuyos, hamsters y ratones apilados unos sobre otros, observe tantas razas de perros y gatos animales de establo en un estacio tan reducido que daba lástima estar ahí adentrándome más me ofrecieron halcones, que quizá fue el animal menos convencional que vendían sin encubrimientos,  algunos vendedores bajo mirada sospechosa me ofrecían en voz baja lo que sea que yo estaba buscando.

Inmerso en el ambiente de la ilegalidad, no sabía bien por qué animal preguntar, pensé en preguntar por un tigre o un león algo por el estilo, pero pensé que quizá era algo demasiado trillado incluso para los mismos vendedores cuando lo escucharan de un joven curioso. Pero mi oportunidad de ser testigo de aquello que sabía que había, pero que no se veía, llego a mis manos cuando un vendedor con los ojos idos y rojos, me dijo en voz baja que qué buscaba, que si no me interesaba un cocodrilo. Yo impresionado de su ofrecimiento pregunté qué cuánto costaba, que qué tan grande era, que si lo podía ver, el vendedor me respondió “sigue a mi compañero.” Me voltee y una persona de estatura baja, regordete, con un trapeador sobre su escoba, me miró serio y con sospecha me dijo “¿si lo vas a querer? ” Yo le dije que lo quería ver. Lo seguí detrás del mostrador al fondo de su local en donde había muchas peceras, debajo de una de las peceras, sobre el piso rosa resbaloso y maloliente,  abrió una mochila azul, una mochila como las que usan los estudiantes para ir a la escuela.

 Pensé que sacaría no sé, unas llaves para llevarme a otro lugar y mostrarme el cocodrilo, pero nunca pensé que el cocodrilo lo guardaba allí, dentro de una mochila bajo una pecera de su local. Sacó al cocodrilo entre sus manos de la mochila, el animal inquieto entre sus manos comenzó a golpear con su cola y a retorcerse intentando zafarse de las manos de su vendedor.  Yo pegué un brinco hacia atrás del susto. Era un cocodrilo no muy grande como de un metro de longitud, pero de todos modos me asustó.  El vendedor se sorprendió que estuviese nervioso y distante del animal, pues bien se suponía que lo deseaba. Me dijo que me lo dejaba en dos mil quinientos pesos. Le pregunté que qué tanto podía crecer, me dijo que hasta dos o tres metros. Platicando entre la supuesta negociación de compra, me dijo que el animal era de Perú, que no se tenían seguido este tipo de reptiles, que quizá cada dos o tres años tenían a la venta. Que era un animal en cautiverio, es decir, que era un animal bajo el cuidado del humano, lo cual dudaba realmente. Me dijo que no había problema con los de la  SEMARNAT y me ofreció al animal con todo y pecera por tres mil pesos, con todo y charales para alimentarlo. Cuando seguí preguntando del proceso de cómo era posible que desde el Perú llegara a México pasando por las restricciones del control zoosanitario, guardó al cocodrilo en la mochila y me dijo que si sí lo iba a querer o no, le dije que regresaba, que no tenía el dinero en el momento y me retiré con la piel erizada, e impactado de que había sido testigo de apenas una pequeña parte de lo que podría haber en el Mercado de Sonora.


1 comentario:

  1. Sí yo me impresioné también este domingo, no sólo de las especies en peligro de extinción sino de un vendedor que en una jaula como de 50 x 50 tenía más o menos 10 gatitos como de 2 o 3 meses con conjuntivitis le dije que le ayudaba a limpiarlos y dijo que el lo haría total que seguí insistiendo y dejó que lo ayudará y oh sorpresa debajo de los gatitos estaba uno muerto aplastado quien sabe desde hace cuanto ahí abajo me espanté y le dije , el vendedor tomo el cadáver como si se tratara de un trapo y lo arrojó al bote de la basura yo mefuí de ahí espantada.

    ResponderEliminar